Supe que había llegado el momento cuando después de tanto tiempo las cosas se ponían cada vez más difíciles, fue tanto así que en ese momento estaba en el lugar más inesperado -genial- pensé. La Frontera, era la división entre dos mundos sobrenaturales, y a lo mejor, representaba el lugar de mayor peligro para mí, nadie mejor para destruirme que un perro, perdón, licántropo o quizá corría con suerte de encontrarme alguno de mis primos, los Cullen a quienes no veía desde hace un buen tiempo para ser más exactos desde el nacimiento de Renesmee...

Ese pensamiento traía consigo una sucesión de recuerdos con una Irina ejecutada, algo que deseaba realmente con todo mi corazón no hubiese ocurrido, un error fatal teniendo en cuenta la cercanía que teníamos con los Cullen, prefería no pensar en ello. En este instante, extrañaba demasiado a mi familia, tal vez solo habían pasado unas horas después de salir de casa pero eran ellos quienes en los momentos más adversos me apoyaban. Decidí entonces centrarme en mi objetivo y en cuestión de segundos dí con unos cuantos venados, la sangre recorrió mi garganta tan fugazmente que me obligó a quedarme allí por un buen tiempo.

En mi recorrido dí con unas aguas algo turbias, y aunque así fuere.. resolví quedarme allí e hice mis ropas a un lado dejando a relucir mi piel tan nívea como la leche, me sumergí por completo dentro de aquellas aguas de tal manera que quien fuera que pasase por allí no se topara conmigo, a decir verdad por lo que pude reconocer por este sitio hace un buen tiempo no pasaba persona alguna, preferí entonces zambullirme en mis pensamientos con la seguridad de no ser interrumpida por algún ser bien sea sobrenatural o no. Sin embargo en ocasiones no salen las cosas tal cual como esperas, y hasta en el momento más insólito te puedes llevar una buena impresión incluso de la persona que menos esperas.

Sentí una tranquilidad casi infinita al estar allí, disfrutar del silencio era una de las cosas que más añoraba, era el espacio perfecto para pensar en blanco, aclarar ciertas dudas, o simplemente dejarse llevar por la corriente, reconozco que existen aspectos positivos al estar con tu familia, como ese cariño y apoyo fraternal que en ningún sitio vas a encontrar, sin embargo en ocasiones es mucho mas gratificante la soledad, aquella soledad que te permite considerar lo ocurrido, y plantear nuevas soluciones a lo que das por perdido. Sin duda podría decir que mi familia era una de las cosas más importantes para mí, ya han pasado cientos de años desde que nos unimos como tal y aún así permanecemos en completa unidad. Y esos mismos años te demostraban todas las lecciones aprendidas, pues aunque la transformación traiga consigo una belleza increíble físicamente, eso no te hará ser interiormente un mejor ser, existirán millones de cosas de las cuales arrepentirte y desearás tirar todo a la basura pero así mismo abran una gran cantidad de oportunidades para sentirse satisfecho y seguramente ser feliz.

La gente solía decir que no todo lo que brilla es oro, pero realmente podía concluir que hasta en las peores situaciones puedes encontrar una solución, o quizá alguien que te brinde ese apoyo por el que tanto clamas, eso era de lo único que estaba segura. Era curioso pensar que solo un par de años atrás era una humana, tan frágil y mortal, que morir aplastada por el peso de un carro era una posibilidad, pero aquí estaba el predador más peligroso del mundo, el más rápido y quizá el más inteligente. Realmente en el momento que ocurrió estaba harta de tener que asesinar a ciertos grupos de humanos que solía llamar amigos, ellos se veían atraídos hacía mí, y para entonces llegaba el momento. Fue una gran salida que Tanya descubriese esto.

Y esa nube de pensamientos se fue disolviendo en un completa realidad. Pude percibir unos cuantos movimientos a una distancia considerable, pensé en que debía hacer, -¿Escapar? No, ¿Y si es uno de los perros? Genial- me cuestioné. Y fue así como concluí quedarme dentro del agua para quizá atacar al enemigo de ser necesario, de lo contrario no saldría de allí en un buen rato o al menos eso creía. Pero entonces el sonido de una voz melodiosa se manifestó en medio de lo arreboles que rodeaban aquellas aguas, era un sonido conocido. Saque la cabeza del agua dejando completamente el resto mi cuerpo sumergido y pude observar aquella fina figura que hace tanto no veía -¿Renesmee? ¿Qué haces aquí? ¿Y dónde están tus padres?- le pregunté.

En realidad no esperaba encontrarme por allí alguno de los Cullen aunque vivieran en ésta misma región no planeaba si quiera ir a visitarlos, lo dejaría para otra día, cuando a Tanya se le antojara hacer una visita fugaz, Nessie había crecido significativamente desde la última vez que la había visto, estaba un poco más grande y aparentaba unos 11 años, quizá ya debía bordear los 5 años de edad. Los híbridos presentan un crecimiento continuo y acelerado, preferí seguir con la conversación-Hace mucho no te veía- musité. La brisa que se tomaba aquel lugar transportaban mis cabellos de un lugar a otro, era increíble dicha zona no solo por sus paisajes sino por la tranquilidad que se podía percibir.

Esperar no era mi fuerte, mucho menos a Jacob, con él la mayoría de cosas eran diferentes, sabía que había una conexión mucho mayor a la de la amistad que nos teníamos pero 'lo entendería mucho después', o es lo que me decían, era muy niña pero no me sentía así, era cierto que tenía el cuerpo, rostro, tamaño y demás de una niña de 11 años pero pensaba como una de 14 o inclusive más madura que una de ésta edad pero sabía que a los ojos de ellos siempre -siempre- sería una niña, de todas formas no los culpaba, era la única 'persona' de ésa casa que estaba propensa a enfermarse o lastimarse con cualquier objeto que pudiese tener en las manos, no lo niego, muchas veces era torpe -muy torpe- pero era normal, tío Emmett dice que está en mis genes, por mamá, supongo.

En estos momentos es cuando te preguntas ¿Qué estarán haciendo mamá y papá? No estaba segura si ellos sabían que había salido, no había escuchado que me siguieran ni nada por el estilo y si así fuese no tendrían porqué esconderse ¿cierto? Me resultaba casi imposible concebir la idea de que un vampiro leedor de mentes no haya percibido que su 'pequeña' niña haya salido en busca de su compañero de juegos, su hombre lobo favorito. Esperé a que Kate saliera del agua, y a juzgar por su rostro se hubiera esperado de todo menos a mí aquí, en la frontera, el lugar que -literalmente- divide a dos mundos, muy diferentes pero a la vez tan parecidos.

Sólo sonreí ante las preguntas de Kate, ¿Qué le diría? 'Salí de casa sola a buscar a Jacob' sabía que las Denali no le tenían aprecio a los hombres lobos así que lo más probable es que ella me regrese a casa pero aún así corrí el riesgo -¡Tía Kate!- traté de mostrarle la sonrisa más tierna que podría haber existido jamás, quizá así la convenza, papá y mamá decían que ésa era mi mayor arma -Pueees -suspiré- voy a buscar a Jacob, prometió pasar la tarde junto a mí pero algo ha de haber pasado porque no regresó y papá y mamá, en casa, supongo.- dije sin nisiquiera parar para respirar hasta terminar toda la frase.

Me senté en una de las piedras cercanas, mis pies rozaban el agua cristalina, éste lugar sin duda reflejaba paz, era relajante y había ciervos cerca, los oía galopar, también oía como olían el 'peligro', pero ahora no estaba hambrienta, había desayunado muy bien, demasiado bien a decir verdad, ya había dominado casi completamente ésto de cazar, aunque muchas veces me causaba remordimiento arrancarle la vida a muchas criaturas del bosque. -Papá había hablado sobre un viaje a Alaska, los pingüinos deben empezar a temblar.- reí y éste sonido retumbó en aquel lugar -Papá y los demás se pondrán muy contentos de que hayas venido a visitarnos!- no mentía, toda la familia disfrutaría de la compañía de cualquiera de las Denali, porque somo familia.