Estar tirada sobre el sofá, viendo jugar a tío Emmett y a tío Jasper no tenía precio, la mayoría de veces Jasper era el que salía vencedor y las veces que no era así eran por 2 razones: a) Tío Emmett había echo trampa o b) El juego era pulsadas, como sea que fuese las trampas, los arrebatos y las frases que soltaban durante el juego siempre -siempre- hacían que explote en risas. Eran más de las 2:00 p.m. y era sábado, acompañaría a Esme a ver a Carlisle al hospital, era divertido visitar al abuelo Carlisle como también visitar el pueblo en sí, amaba aquel lugar, era simplemente maravilloso. Sabía que allí era diferente, me lo habían dicho, no podía utilizar ninguno de mis 'dones' con ningún habitante de aquel pueblo, cosa que cuantiosas veces me frustraba, muchas veces había preguntado el porqué de tratar de esconder lo que era, no era taan diferente sólo un poco más fuerte, crecía a mayor velocidad y corría un poquito más rápido que todas las personas de por allí pero también muchas veces comía su comida horrorosa para complacer a mis padres -más a mamá- pero en fin, era diferente y ése era el punto.

En el auto no pronuncié ni una sólo palabra, Esme tampoco, el silencio era incómodo pero no tenía nada que decir, cuando bajé del auto la abrazé y le 'transmití' un 'te quiero', ella me besó la frente y sonrió al igual que yo -¿Puedo ir a pasear por el parque sólo un momento?- le dije, siempre había querido recorrer el parque -en realidad, cualquier lugar- sola, sin tener a alguien que me diga "cuidado" por cada cosa que sabía que no me lastimaría, pero sabía que cada "cuidado" significaba que me amaban y les importaba, esperar la respuesta de Esme se me hizo una eternidad, al final ella asintió milagrosamente, quizá fue mi rostro lo que la convenció o algo superior pero no me importó sólo salté de alegría -Te encontraré aquí dentro de media hora, cuídate y no hagas travesuras eh, Nessie- asentí como loca y salí corriendo, a velocidad normal, directo al parque, ví que estaba algo vacío, quizá sea por la lluvia que acababa de cesar, me dirigí a uno de los columpios y cerré los ojos mientras sentía el balanceo. Pasaron unos minutos así hasta que empezé a tararear la nana para mamá, la historia de aquella nana era maravillosa, papá la había compuesto exclusivamente para mamá, cada nota representaba el imenso amor que se tenían el uno por el otro.

-Hola- sonreí mientras miraba a la pequeña mariposa que se había posado sobre mi brazo, era preciosa, sus colores variaban desde el azul oscuro hasta el celeste, ésta revoloteó hasta posarse encima de uno de los bancos, fuí a alcanzarla a una velocidad que podría decirse anormal, cuando me dí cuenta de ello volteé a mirar a todos los lados para verificar que mi imprudencia no haya causado asombro en alguno de los presentes, pero no había casi nadie, casi, sólo se encontraba en aquel parque una muchacha que al parecer estaba sumida en sus pensamientos como para haberme prestado atención, suspiré y solté una pequeña risa y volví a ver el banco donde supuestamente estaría la mariposa pero no había rastro de ella, faltaban muchos minutos para volver a ver a Esme, quizá abuelito Charlie esté en casa, quizá no -lo más probable- así que decidí entablar conversación con aquella extraña del banco vecino.

-Hola- papá había dicho en una ocasión que entablar conversación con extraños estaba mal ya que podría ser peligroso, pero aquella chica no parecía peligrosa, sino algo decepcionada. Quien sabe, quizá después de ésta conversación tenga una amiga más.

Me encontraba tan ensimismada en mis pensamientos que poco me importaba se llovía de nuevo o no, el techo del quiosco parecía resistir ante una tormenta de las que normalmente se ven aquí y no tenía el mas mínimo afán de volver al hotel, no había nada entretenido que hacer, ¿trabajar?, tampoco, no vería a los socios hasta la próxima semana y a los proveedores hasta dentro de dos semanas así que.. ¿Cual era el afán?, absolutamente ninguno, bien podría quedarme aquí y pretender que transcurriera la semana, el mes e inclusive el año, no quería ir a ningún otro lugar, cuanto mas lejos estuviera de los dolores mucho mejor. Rodee los ojos y termine por clavar la mirada ene l fangoso pasto que se había agujerado en el suelo, haciendo un poso lleno de agua marrón con pintas verdes por el pasto que crecía, luego mire hacía el techo una vez mas y solo veía pintura oxidada y desgastada por la humedad. Suspire pesadamente mirando mis manos entrelazadas en mi regazo por largos minutos.

El chirrido de un trozo de metal oxidado llamo mi atención, -pensé que estaba sola- mire hacía mi derecha mirando directamente al parque que había a unos cuantos metros pero no había nada fuera de lo normal, solo un columpio que se estaba meciendo solo, enarque una ceja y busque en la proximidad algún niño o animal que hubiera podido moverlo, no me encontré con nada, solo un a figura borrosa que se volvió una niña con apariencia de unas siete u ocho años ¿De donde salio?, gire la cabeza buscando a su acompañante pero... no había nadie mas allí, solo esa pequeña niña y yo ¿Que aquí todos son tan confiados?, suspire sopesando las posibilidades de que a esa niña le pasara algo malo ... -No es tu problema- me recordé rápidamente, asentí, no era mi problema tener que cuidar de una niña sola que sabrá el diablo de donde salio. -Pero le puede suceder algo malo y quedara en tu conciencia- me grito esa maldita que hacía que me re-formulara muchas cosas, gire y de la nada ella estaba junto a mi con una sonrisa leve y un sencillo "Hola", me dejo sin aliento la mirada de la niña... -Ho..hola- dije casia aturdida, su mirada tenia un extraño color verde con dorado y su cabello caia en ambos costados de sus hombres con un adorable color chocolate. Si, la niña era la cosa mas hermosa que habia visto hasta le momento.

-¿Con quien estas?- pregunte rapidamente, no podía ser posible que ella estuviera sola por ahí y menos siendo una niña tan... ¿Hermosa?, si, hasta me asquee de solo pensar que en mi muy yo interno ahnelaba por hija a un criatura así, sencillamente perfecta...

Su mirada me mostró el porqué que tanto quería, vi que mi familia tenía muchas razones para ocultarnos, para tratar de ser normales, algo que -estaba segura- nunca pasaría, la chica de cabello tan negro como el azabache tartamudeó un 'Hola', de seguro había visto como había aparecido de la nada, como había tratado de atrapar a aquella indefesa y hermosa mariposa pero trataba de negar todo pensamiento sobrenatural que se le pasase por la cabeza, así eran los humanos, no podían pensar en que alguien un poco superior a ellos pudiese habitar en el mismo espacio que todos ellos, luego de que descartó toda posibilidad de sobrenaturalismo me preguntó con quien estaba -Mi abuelita está en el hospital visitando a mi abuelo Carlisle- estaba casi segura de que aquella chica había escuchado hablar de Carlisle, quien podría ser uno de los mejores doctores del mundo -quizá el mejor- pero que no, estaba aquí en Forks, el más lluvioso pueblo de EE.UU. La chica sin nombre me quedó mirando como muchas personas lo hacían cada vez que me miraban pero ésta a diferencia de los demás trataba de ocultar que yo le causaba ternura, no entendía porqué los humanos tenían que esconder sus sentimientos.

-Soy Renesmee Cullen, mucho gusto!- le ofrecí mi mano en señal de cortesía y con una sonrisa de oreja a oreja que dejaban relucir un poco mis blancos dientes. La mariposa que había ocasionado ésto volvió a aparecer -en son de burla- y yo sólo reí sabiendo que bien podía atraparla pero aquella humana se daría cuenta de que todos los pensamientos que había tenida quizá eran ciertos y yo tendría cientos de problemas al llegar a casa, me imaginaba la cara de papi y de mami, alistando las cosas para mudarnos, y allí fue cuando caí en la cuenta de que lo que éramos por algo era un secreto.

La lluvia empezó -otra vez- pero no me importó, no me enfermaba con facilidad, tenía las defensas más fuertes que cualquiera de los niños de por acá. Recordaba mi último resfrío, papá se había asustado y parecía estar hiperventilando junto a mamá, yo reía junto a Emmett -Rosalie lo regañó por ello- y cuando Jacob llegó, se asustó y me abrazó -su calor si que alivió cualquier gripe que tenía- me dijo que todo iba a estar bien, yo sólo reía sin entender verdaderamente el problema, no podía creer que todos fueran tan exagerados en cuanto a mi salud, la única sensata allí fue Alice que les dijo que no moriría y así todos se quedaron más tranquilos, luego papá 'obligó' a Carlisle que me hiciera unas cuantas pruebas más para demostrar algo que yo ya sabía, estaba perfectamente bien, sólo era la sangre un venado que quizá habría estado enfermito, el pobre. Volví al tiempo presente y miré a la chica con una ligera sonrisa.

Si, definitivamente estaba mas que estupefacta, como petrificada mirando la belleza de la niña y ¡NO! ¡No exagero!, simplemente podría ser la hija de una de esas famosas modelos o estrellas de cine, parecía una mentira, o sea, por donde se le mirara tenía un encanto impactante con su mirada con un color tan vivo y llamativo, dolía mirarla e imaginar le tipo de mujer que sería de adulta, hasta la mas bella mujer tendría su autoestima por el suelo y mas considerando que en esa época yo sería una cuarentona. Pase saliva con dificultad y cerré los ojos por escasos dos segundos para recobrar el aliento, procese lo que ella decía con su sonrisa angelical y esa voz sacada de un coro de profesionales.

¿Con que en le hospital eh? ¿Carlisle?, me sonaba ese nombre, aun no tenía le placer de verlo por mi misma pero habían muchas personas que comentaban sobre le doctor del pueblo, no mas el otro día cuando llegaba de un tarde de reconocimiento por le pueblo, siendo aun una recién llegada con tan solo un par de días, el de la habitación contigua, había tenido un "tropiezo" al salir del auto, se golpeo la cabeza y cuando volvió en si, estaba en la sala se urgencias, lo extraño no fue le hecho de estar allí, fue ver al famoso doctor Cullen, que bien tenia la apariencia de un modelo de revista -¿Eres nieta del doctor Cullen?- pregunté algo sorprendida, esta bien, eso fue una pregunta estúpida si ya ella lo había confirmado en una oración, parpadee repetidas veces -¿Cuantos años tienes pequeña?- repentinamente me dio mucho interés porque bueno... según el relato de la novia de mi vecino, el era tan joven, guapo y muy hábil, era extraño que tuviera hijos con la edad suficiente para tener una nieta.

-Idiota reacciona!- me regañé mentalmente, la pequeña niña estiraba su frágil en mi dirección, esperando por supuesto un apretón de manos que como por acción refleja acepte, tome su diminuta mano entre la mía -Veronika Lestrenge y el gusto es mutuo- añadí este ultimo con una sonrisa ladina, si bien no era una experta en el trato con infantes pero no podría ser una gruñona con ella como solía serlo con la mayoría, suspire rendida al escuchar el repiquetear de la lluvia sobre el fangoso pasto, ni modo, tendría que esperar a que escampe para poder volver al hotel porque ni loca me metería a caminar bajo la lluvia, mire a la niña nuevamente y sonreí -Y bien? Esto va para largo...- comenté sacando de mi bolsillo un paquete de chocolates M&M, destape y sonreí poniendo unos en la palma de mi mano derecha -¿Quieres uno?-