Había llegado a Port Angeles, había ido rápido, aunque conservaba mi ropa y mi mochila, me había costado mucho llegar y estaba traspirando mucho, el calor me estaba matando ya que mi temperatura era superior a muchos y el paisaje en pleno invierno era para mí un verano matutino, me baje del colectivo que me llevaba a un ciudad donde había encontrado en un panfleto tirado en la calle y me pareció lindo poder conocerlo como era el lugar. El lugar parecía lindo aunque el clima estaba cambiando poco a poco se acercaba una tormenta, aunque prefería que llueva para refrescarme, pero no podía quedarme por la vista de las personas que nos rodeaban, no podía mostrar que era “distinto” a todos los demás, ya que si me mostraba me harían análisis o me discriminarían por eso y eso era malo.
Camine unas cuadras, mirando a todo, había vidrieras con sacos muy bonitos y camisas negras con botones bonitos pero muy caro para mi bolsillo, también adornos como cinturón y anillos de plata, odiaba la plata, aunque eso no me afectaba… recordar que Hollywood nos dio mala fama y ver películas de hombre lobo morir por balas de plata me da una mala vibra, si tenía eso de tendencia hippies, aunque puse mi mejor cara para caminar, una sonrisa de mejilla a mejilla, no tarde en cruzar la calle cuando escuche caer una gota en un charco de agua, el ruido fue tan perfecto… me di cuenta que era el único en la calle eso era un mal indicio de que este lugar llovía mucho y muchas personas sabia cuando llovía o no, o si había truenos…detestaba los truenos y relámpagos, tener los odios muy desarrollado y mi instinto animal hacia que un ruido tan fuerte me desespere o la vibración del relámpago al caer en el suelo, aunque muchas veces no lo sentía, otras veces si era feo. Corrí como un humano, mi remera negra estaba toda mojada y se me pegaba a la piel, mostrando mis músculos, que en si me molestaba que pasara eso porque se volvía incomoda y demasiado exhibista para mi gusto, mis jeans azules gastados (era si de fabrica) se volvía molesta la tela al caminar, no recordaba la sensación de pasparme, si me estaba paspando la entre pierna un poco por la tela, gracias a dios tenia bóxer puesto. Corrí lo más rápido posible hasta que encontré una librería que estaba abierta, era el único local de la zona abierta, maldita lluvia… Entre rápido parecía una biblioteca antigua, sus libros eran viejos y hermosos, aunque yo no sabía leer pero me gustaba su estética del ambiente, aunque no había nadie todavía adentro aunque al abrir la puerta sonó unos pendientes que estaban en la puerta que me agrado el sonido, pero luego del ruido unos minutos apareció una señora con rasgos muy distinguidos, su pelo color gris y sus marcas de la cara indicaban ser una persona anciana.

-Está bien, ¿que desea en mi humilde librería?- dijo la anciana que tenía una voz muy dulce, principalmente daba a entender que eran esas personas que se hacían querer, y yo…la quería utilizar para no salir afuera, era una mala persona al parecer.