No, ¿Qué había hecho? Estaba completamente loca. ¿Por qué me había venido corriendo hasta aquí? Traía un vestido de color rojo y unas botas de montaña, sólo eso. Mis rodillas ya casi estaba sangrando de tantas veces que me había caido. Era una torpe. ¿Por qué vine hasta el bosque?

Fue entonces cuando recordé lo que había sucedido. La pelea con mis tíos, el llanto, la caminata.

Ese día llegué de la escuela muerta, había tenido otro mal día. Ya era una costumbre. Pero lo que no esperaba era ver a mis tíos en casa. Generalmente se la pasaban en el trabajo a esas horas. Cuando los vi sentados y muy serios junto a la chimenea me di cuenta de que algo pasaba.

Me senté en el sillón y esperé a escuchar lo que tenían que decir.-Creo que... es hora de que aceptes ayuda Nicole.-Dijeron ellos preocupados. Yoe staba confundida. Sus caras eran terribles, como si hablaran de algo malo. ¿Qué hacía hecho ahora? ¿Ayuda? ¿A qué se referían? Les pregunté de qué hablaban, pero ellos no se atrevían a decirme qué era lo que ocurría. Odiaba las confusiones.

-Llamamos a un psicólogo esta mañana, te tratará por las tardes.-Yo me levanté de mi asiento desesperada y me llevé una mano a la boca.-¿Un psicólogo?.-Pregunté.-Yo no necesito tal cosa, estoy bien. Estoy perfecta.-Mi voz casi rozó el tono de grito así que me calmé.

-Encontramos esto en tus cosas Nicole.-Ellos sacaron una pequeña navaja con el filo brillando. Sí, conocía eso, pero no lo había usado. No lo había usado hace mucho tiempo. Yo ya no me cortaba. Sólo la mantenía allí por precaución. ¿Por qué dudaban de mí? Me había comportado como la hija perfecta. Yo no quería ir a un loquero y no lo necesitaba.

Y en vez de decirles eso lo primero que se me ocurrió fue correr. Por que eso hacía yo, correr de mis problemas. Corrí hasta que llegué aquí. Me caí una y mil veces, lloré todo el camino al bosque. Y ahora estaba perdida.

Oí como las hojas se movían a mi alrededor y me levaté en pánico.-¿Quién está ahí?.-Pregunté a la nada. Pero lo único que se escuchaba era el crujir de las hojas mientras alguien o algo se paseaba a mi alrededor.

En ese momento un chico salió del bosque. ¿Qué hacía un chico allí? ¿En medio del bosque? La gente era rara en Forks, muy rara, eso ya lo sabía. Pero no esperaba que fueran un caso para el psiquiatrico. Bueno, qué podía esperar, yo ya era uno de esos casos. Suspiré cuando lo vi salir de entre los arbustos. Aliviada. Creía que era un lobo o algo incluso peor como un león o un oso. En realidad le tenía pavor a los animales salvajes. Más cuando me encontraba sola y en medio del bosque.

Lo miré de arriba a abajo. Era mi imaginación o el era... Tenía algo. Había algo en su forma de pararse y en su forma de hablar que te deslumbraba. No, no era que a mi me gustara un desconocido a primera vista, era al más allá de eso. Casi como si fuera natural de su parte el deslumbrar a las personas. Exacto, como si fuera algo natural.

Cuando llegué a sus ojos me vi de alguna forma aterrada e hipnotizada por ellos. Tenía miedo, un miedo inexplicable. Era diferente al miedo que le sentía a las chicas de la escuela cuando me molestaban. Era un miedo diferente y mucho peor. Mil veces peor.

Miré mis rodillas llenas de sangre. No era exactamente la mejor presentación del mundo. Tenía miedo de que ese extraño fuera un loco que quisiera hacerme daño. Después de todo, ¿Qué hacía en el bosque? Tal vez estaba siendo un poco paranoica por que me encontraba en una situación un tanto incómoda, pero mi mente me decía que siguiera corriendo tan rápido como pudiera. Mi cuerpo, en cambio, se quedó estático en su lugar. Mirando al chico con la vista perdida.

-¿Que no tenga miedo? Ni siquiera sé en donde estoy.-Le dije como si fuera algo obvio. Mi actitud revosaba en desesperación e impertinencia. Respiré hondo varias veces, tenía que tranquilizarme, habían pasado muchas cosas en el día de hoy que me habían hecho perder la cabeza. Ahora estaba dando gritos como loca a un desconocido en medio del bosque. Tenía que empezar a pensar con claridad. Lo miré a los ojos, dandome cuenta de que eran rojos como la sangre. Aquello me aterró incluso más.

-¿Quién eres?-Le pregunté curiosa pero con una nota de terror en mi voz. Yo me alejé unos pasos de él y me apoyé en una roca. Necesitaba tranquilizarme. "Tranquila Nicole", me dije en pensamientos. Me iba recuperando poco a poco. Aunque tenía miedo no dejaba de luchar por mantenerme en pie. Sabía que si el era un loco, secuestrador o etc, saldría corriendo de allí sin dudarlo y sin sentir el mínimo cansancio. Era valiente sólo cuando mi vida dependia de ello, o cuando llegaba a mi límite.

-Lo siento.-Le dije disculpándome por mi actitud.-No es normal encontrarse a alguien en estas situaciones.-Me sonrojé. De alguna forma el tenía mucha más presencia que yo y me hacía sentir pequeña en aquel lugar.

El supuso que yo me debía presentar primero. ¿De qué clase de cueva venía? La gente hoy en día ni siquiera se presentaba hasta que habían hablado lo suficiente como para considerarse conocidos. Pero claro, yo me lo encontraba en el bosque y debía de presentarme. Aquí estoy, una chica débil, herida y tu potencial para ser secuestrada o algo peor. No confiaba en él. No confiaba en muchas personas después de lo que me había pasado. Pero la verdad es que yo no era así, hubo una época en donde confiaba en casi todas las personas que se pararan a mi alrededor y clamaran ser mis amigos.

El tiempo te enseña diferente.

El se acercó incluso más hacia a mí, lo que hizo que yo me pegara más a la roca, como si eso fuera a servir de algo, mi postura era la de alguien aterrado por el momento. Pero tenía que tranquilizarme y pensar fríamente.

El sugirió que limpiara mi sangre. Miré a mis rodillas, que en sí si estaban sangrando, y luego lo volví a mirar a él. Tenía algo en el rostro, era como aflicción, como si algo lo estrangulara lentamente desde dentro. Pero probablemente estaba siendo muy paranoica. Parecía un chico normal.

De nuevo me dije que los chicos normales no deambulaban por los bosques.

Se volvieron a escuchar movimientos en el bosque. El chico dió unos pasos atrás. Parecía confundido. Entonces yo me asusté un poco, por que no sabía que había oído en sí. Luego dijo que debíamos salir de allí. Si debía salir de allí pero ¿Con él? Ni en sueños. No lo conocía.

-No voy a ir contigo a ninguna parte, no te conozco y no soy tan tonta.-Miré mis rodillas, luego escuché mi respiración agitada.-Además, acabo de correr por horas y estoy herida. No sé si te has dado cuenta pero necesito descansar.-Caminé dos pasos hacia él, desafiante, aunque no sabía lo que hacía. Luego seguí caminando hacia la salida del bosque. Planeaba irme de allí yo sola y buscar algún coche en la carretera que pudiera llevarme a casa.

El problema yacía en que no sabía en donde estaba y mucho menos en donde estaba la carretera. Al parecer el chico se podía dar cuenta de mi testarudez, esa que me calificaba como Nicole. Era parte de mí misma, era como si no pudiera dejar que los demás me ayudaran por que me sentía inferior, débil.

Oí otro ruido mientras iba caminando y me exalté por este. Di un saltito y me volví a caer. Era un desastre y definitivamente no estaba en condiciones para salir de allí por mi misma. Así que di media vuelta y miré al chico.-¿Por dónde está la salida de esta cosa?-Pregunté vacilante.