Audifonos enchufados, zapatos deportivos, uno de mis jeans favoritos y una chaqueta lisa. Yo me encaminaba a la escuela. Por que era lunes, por supuesto, el día que todos odiaban sin excluirme a mí. Pero además de ser lunes era mi primer día de clases en Forks. A veces me preguntaba y me imaginaba como sería. Todos terminaban siendo días maravillosos en los que tenía muchísimos amigos y hasta un chico guapo se me acercaba. Pero !Oh sorpresa¡ El día empezó de la forma más detestable posible.

Primero me desperté tarde, luego la humedad esponjó más de lo normal mi cabello y para finalizar mis tíos no se acordaron de que tenía escuela y se quedaron dormidos. Por lo que tuve que venir a la escuela a pie mientras chispeaba. !Genial¡ Suspiré mientras en mis oídos se escuchaba la última canción de Katy Perry, "The one that got away" Cada vez que escuchaba esa canción me daban unas ganas inmensas de llorar. Pero me encantaba escucharla, a veces era un poco masoquista.

En el horizonte divisé esa escuela tan al estilo norteamericana. Traté de sonreír de lado, tenía que ser un día bueno; o al menos el resto de él. Y por lo menos intentaría sonreír y ser amable. Fue cuando empecé a caminar hacia el estacionamiento en camino a la entrada principal. Esperando que de alguna forma este fuera el comienzo de algo bueno.

¡Por fin en casa! Luego de pasar todo mi verano fuera de Londres con mi hermano, debo aceptar que era un lugar bastante bonito y aunque era algo frío, era muy agradable… Forks, en Washington. Traía muy buenas fotografías y no podía esperar a enseñárselas a mi tía María, después de todo ella fue la que me recomendó éste lugar, tenía mucho apego a Forks pero nunca quiso contarnos por qué, el caso era que le gustaba estar allá y por lo visto, a nosotros también, sin duda debía volver. Era la primera vez que viajaba ‘sola’, excepto cuando me mudé de Irlanda a Londres, aunque estaba muy pequeña y mi mente no era tan cautivadora en ese entonces.

Sólo me quedaban dos días de vacaciones, así que empezaba a preparar todo de nuevo para el siguiente semestre de la universidad, no había ninguna duda que estaba persiguiendo mis sueños, yo sabía que todo lo malo que pasé algún día iba a ser recompensado, y así era, con la carrera que en verdad quería estudiar.

Austin, mi hermano, no estaba muy emocionado por entrar a su instituto, odiaba estudiar, de hecho, odia todo lo existente en el mundo, hasta pensé que a mi también me odiaba aunque él me dice que no, todo lo que me queda es creer en él. Él es menor que yo sólo dos años, pero no ha sido un ‘estudiante estrella’ como se dice; como resalté, no le gusta para nada estudiar así que ha pasado casi toda su vida en el Instituto. Mi tía estaba pensando en mandarlo al Instituto de Forks, estaba segura tanto como yo que allá si le iría muchísimo mejor que aquí, conocería nuevos amigos, tendría buenas notas y tal vez, olvidaría a su odiosa novia a la cual detesto y sé que ella también tiene ese mismo sentimiento hacia mi, pero eso no importa, me gusta ignorar ese tipo de personas. Mi tía estaba completamente decidida a enviarlo inmediatamente y que empezara sus clases al día siguiente.

-‘’Vas a ir a Forks pero ni loco vas solo’’- Sabía que esas palabras caerían sobre mí como un balde de agua fría, y ya sabía lo que se venía.

Así como lo escuché claramente, volvería a Forks con mi hermano pero no de vacaciones, sino a vivir mientras que él terminaba sus clases… Sentí como si me hubieran derrumbado todo lo que tenía planeado hacer luego del verano, mi universidad, mis amigos, mi vida ¿Qué haría con esto? Ya no podía manejarlo más, no era decisión mía y era por el bien de Austin, así que decidí resignarme.

Al día siguiente a las 4:00 am, tomamos el vuelo hacia Forks, yo fingía estar alegre y debo aceptar que estaba emocionada por volver pero no podía sacarme de la cabeza todo lo que hubiera podido hacer si estuviera en Londres, estaba a punto de rehacer mi vida pero no se pudo. Llegamos, todo normal hasta que vimos a lo lejos un hombre con un letrero en el aeropuerto, decía ‘Amely & Austin’… Era de suponerse que hablaban de nosotros, nos extrañamos mucho pero decidimos acercarnos, nos hizo algunas preguntar para confirmar si éramos los que buscaba y efectivamente, lo éramos. Mientras íbamos en el auto, nos relató su relación con mi tía…

-Éramos muy buenos amigos de infancia, somos egresados del Instituto de Forks y ella era muy buena estudiante – Nos contaba. –Luego de salir del Instituto, perdimos contacto por dos años pero luego nos encontramos en un viaje que hice a Londres, no tenía idea de que ella vivía allá, me habló de ustedes y decidí ayudarlos-.

Estaba impresionada, nos contó todo, cómo se conocieron, qué estudiaban, todo completamente… Llegamos a la casa donde nos quedaríamos el resto de nuestros días en Forks, era un apartamento grande en un edificio pequeño, algo extraño pero era agradable. Empezamos a desempacar, nos vestimos y nos fuimos a conocer el instituto finalmente. La vimos a lo lejos, era muy grande y había muchísima gente, Austin fue a reclamar su horario y todas sus indicaciones para empezar inmediatamente mientras yo me disponía a recorrer todo el lugar, sólo para familiarizarme, aunque era difícil cuando todos te miraban y te catalogaban como –la británica-.

Todo iba bien pero de repente me choqué con alguien, era una chica y parecía ser agradable. No dudé en decirle ‘Hola’ al instante.

De repente me choqué con alguien. El golpe me dejó desubicada. Un cuerpo mucho más alto que el mío, el de una chica rubia, se había cruzado en mi camino. No caí al suelo gracias a mi habilidad, ganada por la experiencia, de agarrarme a lo primero que viera para no caer. En este caso me agarré de uno de los barandales que estaban cerca de mí, por suerte. Rayos, eso había estado cerca. Era mi primer día, empezar con una caída en frente a todos, justo en la entrada, no era exactamente la mejor forma de empezar el año.

Suspiré. Bueno, lo había superado. Miré a la chica, quién amablemente se presentó. Su acento me parecía conocido, y es que ella hablaba igual que yo. No pude evitar sonreír y dedicarle un saludo también.-Hola.-Me reí interiormente por lo incómodo del momento. Nunca me había imaginado tropezándome con alguien en la entrada de la escuela cuando todos iban tan campantes a sus clases y fijos en encontrarse con sus amigos. Yo solía ser torpe, eso sí, era algo de familia.

Una de mis libretas se había caído al suelo y se estaba mojando. ¿Cómo podía ser tan tonta como para traerlas entre las manos? Definitivamente no sabía lo que hacía, estaba muy nerviosa por que era la primera vez que pisaba este lugar.

La chica se detuvo, al parecer quería conversar. Asi que yo me quedé allí tambien y no avancé más.-Lo siento.-Me reí.-Soy una torpe.-Me excusé. Como si eso me diera alguna razón para tropezarme con la gente. Sólo tenía que verme caminar con tan poca gracia para darse cuenta de que carecía de agilidad. Además de que era pequeña y me faltaba equilibrio, se me daba terrible ubicarme.

-Oye, ¿Por casualidad vas a esta escuela?-Le pregunté irónicamente, no era enserio. Sabía que por algo pasaba por aquí. Me reí y le sonreí.-Soy Nicole.-Tomé mi libro del suelo y vi como escurría agua.-Y creo que acabo de dañar mi única libreta.-Dije decepcionada. Lo mío definitivamente no era aquello. Por suerte traía mi laptop en mi mochila, la que llebava colgada en los hombros.

Caminé hasta el basurero y la tiré. Ya no tenía caso siquiera intentar guardarla para que se secara. Era inútil. Me volteé de nuevo con la chica, no era difícil darme cuenta de que no era de aquí, su acento me lo había dejado muy claro.-Extranjera también ¿No? Déjame adivinar, ¿Algun lugar de Inglaterra?-Era obvio, y era obvio que yo también venía de allí. Qué raro, no recordaba haberla visto nunca. Tal vez ibamos a escuelas diferentes y nos regodeábamos con personas diferentes. Yo era más del tipo de chicas que siempre estaban con sus padres en reuniones aburridas mientras los demás chicos tenían fiestas salvajes en sus casas.

Chocamos miradas, era un momento realmente incómodo y todo lo que se me ocurrió decir fue –Hola-. Me sentía totalmente apenada, me aseguré de que no le hubiera pasado nada y noté su preocupación ya que una de sus libretas había caído a un charco de agua.

La chica era más baja que yo, aunque de hecho, soy más alta que la mayoría de personas así que no fue sorpresa… Tenía cabello marrón, su mirada tenía aires orientales y debo agregar que se vestía bastante bien.

-Soy Amely, dime… Amy- Le dije con la más grande confianza para ocultar lo avergonzada que estaba, me respondió con su nombre y una sonrisa, Nicole, y me preguntó que si iba al Instituto, negué con la cabeza y al mismo tiempo caí en cuenta en que tenía acento británico, era más que obvio que no era estadounidense, algo que me emocionaba porque me sentía una en un millón aquí y eso no era precisamente bueno.

Empezamos a conocernos, le conté sobre mi nacionalidad irlandesa y también agregué que vivía en Londres, le conté sobre mi hermano y su estadía en el Instituto; noté que estaba algo confundida porque la historia era así, confusa, pero al final pudo comprenderlo todo. Tuvimos química al instante pero había algo que me parecía bastante extraño, no lo sé, algo en ella me decía que la había visto en algún lado, pero ignoré el asunto y sólo seguimos hablando.
Tanto ella como yo, queríamos seguir todo el día con esto pero ella tenía que ir a clases y yo tenía que acompañar a mi hermano… Tal vez nos volveríamos a ver, tal vez no, el caso fue que terminamos sellando una bonita ‘amistad’ por un momento, nos despedimos con una sonrisa, un apretón de manos y claro, los gritos de Austin hicieron presencia desde el otro lado del instituto.
Seguí sus gritos y al fin lo pude encontrar.

-¿Dónde estabas? Me da miedo quedarme aquí solo, recuerda que soy nuevo.- Me dijo bastante agitado, se notaba que estaba asustado, me reí y lo acompañé hasta su salón de clases.

Entró algo tímido, le entregó su nombre a su instructora y desde la puerta le agité mi mano para despedirme de él. ¡Vaya Sorpresa! Está en la misma clase que Nicole y para variar, mi hermano empezó a coquetear con ella, lo único que quería era que me tragara la tierra.

Ella me respondió a todo muy amablemente. Yo estaba alegre de que no fuera una de esas chicas pesadas. Conocía muchas de donde venía. Más de Inglaterra, por alguna razón las chicas de Inglaterra eran mucho más odiosas. Suponía que se debía a que muchas de ellas tenían el ego hasta el cielo.

Pero me alegré al notar que Amy no era así. Sí, se llamaba Amy, me lo había contado mientras entrabamos a la escuela y caminábamos por los pasillos. También me contó una historia muy rara sobre su hermano que me costó comprender. Pero al final lo hice y le sonreí. La entendía completamente, era difícil estar en un lugar nuevo y, era incluso peor, que te obligaran a quedarte allí a vivir. La entendía más de lo que ella pensaba.

Le conté acerca de mis tíos. Le dije que mis tíos me habían adoptado recientemente y que eran la única familia que me quedaba que se pudiera hacer responsable de mí. Le conté que mis padres solían ser los representantes de una disquera en Inglaterra y que había conocido a muchas celebridades. Lo que a mi me resultaba muy emocionante.-Ellos fallecieron.-Admití luego de contarle mi historia.-En un... accidente.-Puse una mueca, no me gustaba mencionar esas palabras, cada vez que lo hacía se me abría un vacío en el pecho. Pero cada vez me acostumbraba más a hacerlo.

Me despedí de la chica, quién dijo que tenía que encontrarse con su hermano, le dije que todo estaba bien y dejé que se fuera por el pasillo. Yo tenía que ir a clases también. Pero extrañamente había gozado mucho haber estado hablando con ella, las conversaciones no parecían vacías como las que tenía con los demás chicos.

Saqué mi pequeño mapa de la escuela y busqué el salón de artes. Esa clase me gustaba, era bastante relajante y de segura era de esas clases en las que no hacías nada nunca, y cuando lo hacías era divertido. Me sorprendió que cuando logré llegar a mi salón todas las mesas, o la mayoría, estaban ocupadas.

Vi una en el frente desocupada, totalmente, así que no tenía compañero de mesa. Aquello no era una preocupación, tal vez me ahorraría la incomodidad de estar con alguien que no me cayera bien. Al menos eso pensé en ese momento. Pero me sorprendí incluso más cuando un chico entró a la clase casi al mismo tiempo que el maestro y se sentó en mi asiento. Y, al parecer, venía con la chica que había conocido hace poco. Amy. Quién miraba la escena desde lejos.

El chico a mi lado empezó a coquetear con frases bastante típicas. Yo sólo podía reírme y tratar de no prestarle atención mientras la maestra se presentaba. En algún momento me di cuenta de que sus insinuaciones eran totalmente obvias. Así que me volteé y le pregunté su nombre. No planeaba seguir sus coqueteos, pero tal vez si empezábamos a conversar el dejaría de coquetear de esa manera tan extraña. Me reí por su comportamiento, era lo único que podía hacer. Parecía un chico bastante amable y gracioso. No me cayó nada mal. Pero su hermana seguía enojada desde le otro extremo del salón. Al parecer, la avergonzaba. Otra cosa que me hacía reír.

Quería pararme y decirle que estaba bien pero eso probablemente sería impertinente. Tal vez si nos veíamos cuando se acabara la clase se lo diría. Desde mi lugar le hice señas señalando a su hermano y riendo. Luego le guiñé el ojo a la chica y sonreí. Para que supiera que todo estaba bien.

Estaba totalmente avergonzada, algo que no era extraño en mi y mucho más después de presenciar esa escena, pero supe que todo estaba bien cuando Nicole me hizo una seña indicándolo.

Me alejé y fui donde el amigo de mi tía, el cual, aún ocultaba su nombre. Caminé con él hasta el lugar donde nos íbamos a quedar el resto de nuestros días en Forks… Era bastante bonito, en realidad siempre me gustó la ciudad pero nunca pensé que volvería para quedarme. Entré, me acomodé, desempaqué mis cosas y saqué mi cuaderno de notas, siempre me gustaba sentarme a escribir cuando llegaba a un lugar nuevo y además tenía el tiempo suficiente hasta que Austin saliera de la escuela, éste era como mi diario, me encantaba escribir de todo ahí y obviamente le conté sobre Nicole y la trágica coincidencia que teníamos, nuestros padres estaban muertos. Estoy segura de que a ella le dolía tanto como a mí.

Terminé de escribir y luego de un rato decidí recorrer un poco Forks, así me familiarizaba un poco, tomé mi bolso y salí en camino.

Iba caminando por ahí, hacía algo de frío pero igual estaba acostumbrada, el clima de Londres no era tan cálido que digamos. Entré a un café bastante bonito y estuve ahí alrededor de dos horas antes de la hora de salida de mi hermano, el amigo de mi tía llegó por mí en su auto al recibir mi llamada y fuimos al Instituto.

Entré, era claro que el ambiente conmigo ahí era pesado, después de todo era ‘la extranjera’ pero en realidad me importó poco y seguí con mi camino. Primero salió mi hermano, le hice una mirada matadora por el incidente en la mañana, algo que a él sólo le causó gracia y nos disponíamos a subir al auto, pero vi a Nicole de nuevo, noté que iba sola y supuse que sería adecuado acompañarla hasta su casa, igualmente en el lugar donde me quedaba mientras estaba en Forks era lindo más no interesante, así que opté por la primera opción y decidí alcanzarla para caminar con ella.

Austin, claramente con segundas intenciones, quiso acompañarme pero no se lo permití, es mi hermano y es la mejor persona del mundo pero era algo entrometido, así que no quise ser imprudente con alguien que apenas conozco y lo envié a casa con un abrazo y una advertencia… Era todo lo que necesitaba, era un buen hombre después de todo.

El día había transcurrido con toda la normalidad que podía pedir. Y sí, a veces me daba miedo incluso mi sombra. Pero yo era bastante sociable y, aunque a veces fuera tímida, me gustaba mucho hablar con la gente. Cuando me preguntaban acerca de mi estadía en Forks yo mentía. Por que simple y sencillamente no tenía ganas de hablar de mis padres, de su muerte y de mi intercambio. Quería una vida normal fuera de dramas, al menos por un tiempo.

El hermano de Amy era bastante divertido, me hizo reir en varias ocasiones y nos pasamos mucho tiempo juntos. Dejó sus coqueteos luego de un rato y yo lo agradecí interiormente. De las mejores clases fue la de historia, me gustaba mucho la historia y nuestro maestro era uno de esos aventureros y emprendedores que siempre trataba de motivar a sus alumnos a descubrir la verdad en sus vidas. Me agradaba bastante aquello.

Mi único problema llegó a la hora de educación física, ya no tenía clases con el hermano de Amy, para mi desgracia ya que me había caído muy bien, pero lo peor no fue eso sino el hecho de que fue cuando vi por primera vez a Amelia, la chica desastre. Me odió instantáneamente y no dejaba de lanzar comentarios y susurros a sus amigas de mí. ¿Qué le había hecho? Absolutamente nada. Pero bueno, así era la vida, me extrañaría si no hubiera pasado algo así. Toda historia tiene su antagónico.

Salí de la escuela con el pensamiento de que no había sido un tan mal día pero que pudo haber ido incluso mejor. Nada mágico ocurrió. No conocí a ningun principe azul. Realmente era patetico por que era demsiado normal, pero de nuevo, eso era lo que yo buscaba en Forks. Asi que estaba feliz con ello.

Al salir pude divisar por lo lejos al hermano de Amy y me despedí de él alzando mi mano en el aire. Luego de un rato la misma Amy se presentó en la escena. Yo sonreí. Me agradaba esa chica, tenía aires parecidos a los míos. Y era mucho mejor que todos los demás chicos de ese lugar, que aunque no eran malos eran bastante extraños.

-Hey.-Le sonreí.-¿Cómo estás?-Me alegró saber que se quedaba para caminar conmigo, su hermano se iba ya en su camioneta lejos de la escuela. Me resultaba gracioso por que se parecían mucho de alguna forma. Los dos eran muy calidos.

-Oye, planeaba ir por un café y luego a mi casa.-La miré directo a los ojos, siempre hacía eso con la gente y algunos lo encontraban incómodo.No invitaba a nadie a mi casa pero ella era la excepción.-¿Te gustaría venir?-Esa invitación supe que no la tomó desprevenida. Ella sabía tanto como yo que teníamos esa conexión especial entre amigas. Tal vez podríamos llegar a ser muy cercanas, cosa que me daba esperanzas. Ninguna chica en este pueblo tenía tanto potencial como ella para ser mi amiga.

Me dió un cálido saludo a lo que yo le respondí igual, comenzamos a caminar y tener una charla común hasta que me invitó a su casa, esto era completamente nuevo para mí ya no conocía a nadie en Forks y definitivamente sentía una gran conexión de amistad con ella. Decidí aceptar su invitación, sonreímos y luego fuimos por el café.

Continuamos hablando. –Cuéntame de tu familia- Le dije directamente, yo era curiosa, debo aceptarlo. Ella cambió totalmente su mirada y empezó a contarme que vivía con sus tíos, sobre sus padres y su labor con la disquera, era una historia muy interesante y me había agradado escucharla. Me devolvió la pregunta y sólo pude mencionar a mi tía María que me cuidó todo el tiempo desde que mis padres murieron y que ella había sido la que me había ayudado a superar un poco todo esto, y claro, la que nos había enviado a Forks a mí y a mi hermano, al que ella ya conocía y con el que tenía algún tipo de amistad en el instituto a pesar de la vergüenza que me hizo pasar al principio.

Le mostré algunas fotografías que cargaba en mi bolso, literalmente conoció mi casa en Londres, mi cuarto, mi universidad, de hecho, le tomaba fotos a casi todo así que se me hizo más fácil la tarea de enseñarle sobre mi vida y que me conociera más, porque eso era lo que hacían las amigas. Le conté sobre mis amigos también, la historia se me hizo larga pero noté que ella disfrutaba escucharme, además que a mí no se me hacía difícil hablar, así que continué.

Llegamos a su casa, no era lejos del instituto así que teníamos tiempo suficiente para estar ahí por largo rato. Debo aceptar que era un lugar bastante bonito, sentí que por fin había algo de calidez en éste pueblo. Entramos e instantáneamente quedé maravillada, empezamos a hacer un recorrido por todo el lugar, ella me indicaba dónde estaba todo y yo sólo me disponía a observar y escuchar; Luego me invitó a conocer su cuarto, era de todo mi gusto y mi cara me delataba perfectamente.

-Me gusta tu cuarto, es lindo- Fue todo lo que pude decir.

Noté que había personas rondando en la casa pero no quise preguntar quiénes eran, supuse que eran sus tíos pero mejor decidí esperar que ella me diera una explicación sobre ellos aunque no era tan importante y esas no eran mis intenciones.

Ella aceptó con muchas ganas mi invitación y las dos caminamos por las calles de Forks, que como siempre, estaban más mojadas que la tina de mi baño completamente llena. No estaba lloviendo, lo que hacía la caminata más placentera. Esta mañana había chispeado un poco, lo que me había hecho la llegada a la escuela un poco tediosa, pero ahora el cielo había escampado. Yo agradecía los pocos rayos de luz que venían de entre las nubes. Aunque amaba el frío y la lluvia, no me encantaba vivir todo el tiempo con este clima. Llegaba a fastidiarte en algún momento.

Ella me preguntó sobre mi familia. En ese momento me quedé callada, evaluando la situación, solía mentir acerca de mi familia. Decir que no los había conocido, que vivían lejos, que estaba de intercambio u otra cosa que se me ocurriera en el momento. Pero a ella no podía mentirle, sentía una conexión que sólo las verdaderas amigas tenían. De esas conexiones que no te dejan, ni siquiera, mentir.-Mis padres murieron hace unos meses, estoy quedándome con mis tíos en su casa, es muy grande. Ellos dirigen ahora la disquera que era de mis padres.-Le sonreí.-Yo debería ser la responsable pero soy muy pequeña e ingenua para hacerlo. En palabras del servicio social.-Me reí. Eso era lo que habían dicho cuando mencioné que yo podía hacerme caso de la empresa.

Y tampoco insistí mucho en trabajar allí. Era aún joven y quería aprovechar mi juventud. Si había algo que me aterrara, eso era envejecer.-¿Qué hay de ti? Tu familia...-Ella me contó acerca de su familia. De su hermano, de su casa y de Londres. Yo me sorprendí al ver su casa. Se me hacía familiar, pude haber pasado frente a ella varias veces sin siquiera darme cuenta. Era muy casual el que ella y yo viniéramos del mismo lugar. De alguna forma se me hacía muy cálido.

Llegamos a mi casa en un dos por tres. El tiempo y las calles se habían vuelto cortos con nuestra conversación. Me había distraído, y al final de cuentas, eso era lo que buscaba. Una distracción. En la entrada dejamos nuestros abrigos, la casa era bastante cálida. Todo estaba ordenado, cosa que indicaba que hoy la señora de servicio había hecho la limpieza temprano, no había nadie en la casa así que me dediqué a darle un recorrido por ella.

Al llegar a mi cuarto pude ver unas sombras por el patio, cosa que me puso los pelos de punta, pero pensé que tal vez mis tíos habían contratado a un nuevo jardinero. Miré a la chica, notando en su cara que le había encantado el lugar.-Es muy normal, aún hay cajas sin desempacar por todas partes.-Le enseñé el closet que contenía varias cajas vacías y llenas.

De repente el sonido de un cristal rompiéndose me alertó.-¿Qué fue eso?.-Pregunté como si Amy lo supiera. Un terrible pánico me invadió por dentro.-Amm, quédate aquí. Iré a ver qué es, ¿De acuerdo?-Le traté de sonreír, pero se me hizo tan difícil con todo el pánico que estaba sufriendo que no salió más que una extraña mueca parecida a una sonrisa rota. Bajé las escaleras con sumo cuidado. Lo que vi me dejó inmóvil. Tan petrificada que no me quería ni podía mover de mi lugar.

Me enseñó su cuarto, se notaba que eran nuevos allí porque había cajas sin destapar aún pero todo estaba en perfecto orden. Nicole me ofreció asiento y me contaba la historia de cómo habían llegado ahí, yo sólo me disponía a prestar atención fascinada con las frases que utilizaba, era bastante inteligente para su edad, a veces me hacía sentir inferior porque ni siquiera yo que soy mayor que ella me expresaba de esa forma tan correcta, tan perfecta, tan precisa.

Todo iba bien pero luego de un rato, escuchamos un cristal que se rompió, pensé que eran los vecinos pero debo aceptar que me dio escalofrío, ella se ofreció a mirar y yo no tuve más opción que quedarme y aunque pudiera, no quería entrometerme en nada. Sabía que algo extraño pasaba, lo noté en su mirada y en la forma que trató de sonreírme fingiendo que todo estaba bien tal vez para no hacerme preocupar, pero por su desgracia, era demasiado predecible, era más que obvio que no lo estaba.

Mientras que estaba ahí, repasé mi vida en mis pensamientos, siempre lo hago cuando estoy sola así que pensé en mi hermano y su futuro ¿Qué podría pasar con él? ¿Será que vamos a volver a Londres alguna vez? ¿Alguien en Londres habrá notado que no estoy?. Todas preguntas invadían mi cabeza, por un momento, sentí miedo de todo lo que pudiera o no pasar, pero por el otro lado quería que el destino hiciera lo suyo, que fuera lo que fuera, tenía que superarlo.

Tenía mi mirada fija al piso, pero de repente empujaron la puerta del cuarto de Nicole con una fuerza tan impresionante que me hizo asustarme mucho. Efectivamente, era Nicole pero estaba perpleja, no pronunciaba ni una palabra y tenía sus ojos llenos de lágrimas.

-¡Por Dios, Nicole¡ ¿Estás bien? ¿Qué pasa?- La invadí de preguntas, ella estaba a punto de desmayarse y no me respondía nada. No sabía qué hacer, estaba desesperada.