Aburrida, esa era la perfecta definición para mi estado de ánimo los últimos días, y no es que yo fuera la persona más entretenida del mundo, de hecho nunca lo había sido ni lo seria pero estos dos últimos días me había pasado de aburrida, tanto que creía que me podría momificar debido a tanta quietud. El señor Aro lo noto y deseo complacerme dejándome salir sola, no era misión, yo hubiera sido muy feliz si ese hubiese sido el caso, era solo un viaje de placer pero yo no conocía el placer sin que fuera referente a una misión en la que mataba y torturaba gente. No empaque nada, eso de llevar cosas que me estorbaran no era lo mío, no sabía como hacían las demás chicas y tampoco me interesaba, yo sería yo, como siempre. Me despedí un poco triste de mi hermano, el y yo siempre estábamos juntos y sería muy raro estar sin él, pero algo me decía que tenía que acostumbrarme a ello y que eran muchas más las veces que estaríamos separados incluso por tiempo indefinido, era raro, pero lo podía sentir.

Los primeros días de viaje estuve recorriendo ciudades de Europa, la verdad no veía mucho de interesante, yo ya conocía medio mundo gracias a las misiones y no me parecía la gran cosa pero tenía que admitir que me sentía bien, era como si lo estuviera viviendo de nuevo, porque ahora estaba sola, podía pensar y actuar con más tranquilidad sin tener que rendirle cuentas a nadie o sin tener que dar órdenes a Felix y Demetri, aunque claro, yo amaba darles ordenes, hacerlos sentir inferiores y que ellos supieran quien era la que mandaba.

Después de mis días por Italia y de hartarme rápidamente de los italianos a los que estaba tan acostumbrada decidí probar un lugar cercano pero muy diferente en cuanto costumbres, así fue como termine en España, un país interesante en el cual solo había estado dos veces de paso. Deseaba conocer nuevas costumbres pero más que nada probar sangre nueva ¿Costumbres? No, nunca me había interesado eso, yo solo buscaba alimentarme y matar pero ya que no estaba de casa de vampiros solo me conformaba con torturar inocentes humanos y luego alimentarme de ellos, porque eso era lo que ellos eran, bolsas de comida andantes. Lo malo del lugar era el tener que estar encerrada de día, pero bueno, al tener tantos años de existencia estaba muy acostumbrada a ello por lo que disfrute mi primer día encerrada alimentándome de una camarera que entro sin avisar y me vio destellando gracias al sol que se filtraba por mi ventana. Se hizo pronto de noche y nadie noto la ausencia de la camarera, tire el cuerpo por la ventana y Salí por la puerta principal, luego notando que nadie me veía escondí el cuerpo en un basurero cercano, jamás era tan descuidada pero hoy no tenía ganas de hacer nada, solo de salir y sentarme por ahí.

Fue así como llegue a un parque, era de noche y estaba oscuro para los humanos, pero yo veía a la perfección, no tarde mucho en darme cuenta que no estaba sola, allí había un vampiro, me acerque un poco mas y vi a una chica en los columpios, decidí esperar a que ella se me acercara.

El lugar estaba completamente solo y oscuro, era el lugar perfecto para estar de cacería si al menos hubieran humanos cerca, pero no importaba, yo no estaba de caza sino de paseo si es que se le podía llamar de esa manera ya que lo único que yo hacía era caminar sin prestar atención a los lugares y a las personas, matar y desear volver a casa a alguna misión que me hiciera sentir más completa. Yo me acaba de alimentar y estaba muy satisfecha pero estaba segura de que si me encontraba a algún humano por los alrededores lo mataría solo por placer porque ese era el tipo de cosas que yo solía hacer. Suspire pesadamente olvidándome por completo de que estaba en medio de un parque con un vampiro que no sabía si seria amable o no, igual espere lo peor, no es que yo fuera amable con alguien, por el contrario.

En ese momento pensé en Forks, sentí unas pocas ganas de hacerle una visita “amistosa” a la familia Cullen y arruinar la paz de su perfecta vida, aun no entendía cómo es que les habían salido las cosas tan bien, en su juicio habían sobrevivido todos y nos habían dejado a nosotros en ridículo lo cual era algo que yo jamás iba a olvidar o a perdonar. Saque esos pensamientos que siempre me atormentaban de mi cabeza y me concentre en el presente, en ese parque vacio y en esa vampira que acababa de notar mi presencia. La verdad es que yo lo que menos había esperado era encontrarme con otro vampiro, no éramos muchos y no nos encontrábamos muy a menudo pero cuando lo hacíamos los encuentros eran tensos y hostiles ya que éramos seres muy territoriales y también que siempre estábamos a la defensiva. La vampira se puso de pie y se giro en mi dirección, era más que obvio que me había notado en el mismo momento que yo había pisado el parque y además yo no estaba tratando de esconderme porque no estaba buscando este encuentro, solo se había dado y tenía el presentimiento de que no iba a ser algo agradable ya que yo no estaba de buen humor, como siempre y por cómo me miraba esa chica ella tampoco lo estaba.

“¿Es un habito tuyo observas a las personas como una maldita desquiciada?” Enarque una ceja de inmediato ¿Había escuchado bien? Claro que si, mis sentidos nunca me fallaban, y claro, ella no sabía a quién le estaba hablando ya que seguramente lo hubiera pensado dos veces, tonta, tonta chica. –De hecho no te estaba mirando, y si así lo fuera yo no tengo que rendirle cuenta a nadie ¿O acaso estoy hablando con la dueña del lugar?- Dije en tono amargo y despectivamente.